martes, 27 de octubre de 2020

Febrero quería conocer a Noviembre

9 meses de diferencia los separaban, Febrero sabía que tenía mucho que ofrecer, se sentía especial sabiendo que cada cuatro años tenía un 29 que lo hacía único y que cada 14 la gente volvía a creer en el amor... o no.

La gente decía que Noviembre a veces era melancólico y que la nostalgia del fin de año siempre envolvía sus cielos de otoño, aunque se pusiera su capa de hojas caídas y los primeros festejos de Navidad asomaban por la puerta trasera. Noviembre se disfrazaba cada año de algún personaje nuevo pero esta vez sería diferente.

Febrero esperó el año bisiesto para decirle "hola". Aunque con un poco de nervios y temor al rechazo recordando las palabras que le había dicho su amigo Enero la última vez que se encontraron: Febrero, tu eres el mes más corto y al mismo tiempo el inicio y fin de muchas relaciones, haz que suceda, hazle honor a tu nombre y regálale un intento al destino, sin importar lo que digan los otros meses.

Todos tenemos dudas pero para Febrero el hecho de saber que el ex novio de Noviembre había sido Octubre le hacía mucho ruido en la mente y si tuviera la oportunidad de cambiarlo en lugar de doce meses habría borrado del plano a ese tan molesto mes. Pero la Tierra no gira más rápido y todos los meses eran igual de importante para ella, así que Octubre debía permanecer ahí, odiado por unos, amado por otros pero siempre con cielos y clima casi agradable.

Se acercaba la fecha, Febrero no quería esperar cuatro años más reuniendo valor, no podía desperdiciar la oportunidad y ser rechazado nuevamente, y en el día 29 guardó todo el calor que pudo a pesar de ser un mes de invierno, y cuando se acercaban los primeros días de Noviembre le susurró al oído...

Feliz día de los muertos, que ironía que tu me estés quitando la vida en este momento con tan solo tenerte en frente...

martes, 13 de octubre de 2020

Pablo, ¿puedo borrar los besos más tristes esta noche?

De repente empezó a llover, la lluvia comenzaba a arrullarme mientras me encontraba solo en la habitación, observaba como las gotas resbalaban por la ventana víctimas de la gravedad. En poco tiempo se había formado un gran charco en la calle, siempre igual en estos países sin alcantarillado, el agua no tiene dónde ir... El mar se traga playas y paseos, luego riadas de lluvia y claro, desastre natural. Miré hacia fuera y no pude decidir si me sentía solo o libre.

Con mis dedos dibujé tus iniciales en el vidrio de la ventana, recordé la primera vez que lo hice en una furgoneta viajando en el sur cuando ni siquiera éramos nada, y me vino la curiosidad de saber qué estarías haciendo con tu vida. Tuve el impulso de volver a escribirte algún texto de esos que sabes que no llegan a ningún lado pero que de igual manera te reconforta la idea de retomar el contacto, pero para qué...

El agua cae y se evapora, o se acaba diluyendo como el recuerdo. Me he callado tantas cosas y tengo un nudo en el pecho que en el momento que escucho los relámpagos y veo las nubes grises me alegra saber que cada día que pasa te necesito un poco menos...

Pero cómo y quién podría cortar ese nudo en mi pecho... La lluvia para momentáneamente y al mismo tiempo observo el teléfono y quisiera que en una de esas, sin esperarlo, tu nombre apareciera en la pantalla, ya sea por error o por convicción pero que lo hicieras. Escucharte al otro lado y saber que estabas pensando en mi, aún tengo la ilusión de que eso pase, de que no me hayas olvidado. Sólo una llamada de distancia para volver a conectarnos, para poner todas las piezas a esta relación de una vez por todas.

Ingenuo yo...


In a parallel world, people may be happy together