lunes, 8 de mayo de 2017

Dicen las estrellas que los fugaces somos nosotros...

No puedo hablar mal. El tiempo me sigue maravillando cada día, siento el calor en cada brisa cuando roza mi piel, veo la playa cada día, ese azul cristalino que permite ver el fondo y esas ondas que me hipnotizan... Sigo hablando del mar, no pienses mal.
La casa es enorme, pocos muebles: una televisión que no utilizaré, como siempre, un lamparita clásica en la esquina ilumina el salón, casi parece artística y me dan ganas de dibujarla, un cuadro con una amapola de cuatro pétalos, puto cuadro... Demasiado espacio sin nada, casi se permite que el eco resuene a veces... Es fría, incluso cuando sé que fuera hace calor y viento en estas noches, aunque mi dormitorio es cálido, algo desordenado como siempre, pero seguro que eso te lo imaginabas. Fuera de la villa hay campo, 10 minutos de tierra y una carreterita nos separan del conjunto de calles y apartamentos que se iluminan allá abajo de la colina. Se respira calma, solo el ruido del coche de algún vecino se escabulle y entra muy poco frecuente por la ventana.
Mis compañeros me recuerdan a mí, mas joven... Son buenas personas. Parecen sorprendidos de casi todo, pero a la vez se acostumbran rápidamente a todo, o esa es la impresión que me da, aunque no hablamos mucho, francés o quizás ingles de vez en cuando.
Se ven muchas estrellas, creo que hacia algunos años que no veíamos tantas, y se escucha el mundo natural ahí fuera, búhos y pájaros de campo durante esta noche, creo que tenemos un nido por fuera de la ventana del cuarto de baño. Se ven lagartos e insectos durante el día, mariposas... Sí, me sigo repitiendo ese poema de la mariposa siempre que veo una, ha pasado mucho tiempo, pero aún lo guardo en la memoria, como tantos otros.
Siento que la vida no me presiona tanto aquí, no como en otros lugares, quizás sea la actitud de las personas que me rodean y que de alguna forma influyen en mí, quizás este sol que noto en mi piel cada día y me enrojece la piel (sí, aun no me gustan las cremas, déjame).

Estaría nuestra playa por aquí? o nuestra casa? o nuestra estrella? o nuestra vida...?