viernes, 18 de julio de 2014

Gota a gota se escurre el recuerdo. No quedará nada de ti...

Te vas, ya no te siento, ya no te añoro, y con tu partida me alegro enormemente, pero me dejas miedo e incertidumbre, te vas y no me apena ya, es lo que he querido desde hace mucho, pero quien sabe... Quizás una de estas noches en las que vuelva a llegar borracho por la mañana te recuerde y me salte la inspiración, como (no sé como cojones) pasaba hace un tiempo. Habrá que comprobarlo...
En este tiempo incluso yo he notado el cambio en mí, para mejor, diferente, pero mejor. No voy a verte, y es una de las grandes ventajas de estar lejos porque tampoco adoraba la idea, no vas a venir, no vas a hablarme, ni yo tampoco, no vamos a cruzarnos por casualidad, no voy a hacer nada por cambiar este estado, y se mantendrá así unos cuantos meses más, suena a luz y a vida...

Para ciertas personas puede que solo haya un tren... uno solo

Y justo cuando creía que te había encontrado... bum! de buenas a primeras me voy del país, y tu también, pero no al mismo que yo, y aunque no paremos de hablar hasta ahora creía que eras tú, que de verdad te había encontrado, pero ahora en la soledad de mi habitación donde me fumo el sabor de las piñas y puedo pasar casi 16 horas seguidas encerrado escuchando canciones, escuchando piano... parece que ya no tienes tanto poder en mí. Quizás fue la enorme impresión de saber que existía alguien así, quizás sea la distancia que nos separa, quizás sea mi maldita tontuna por no captar indirectas y no saber ni como me ves tu a mí. Puede que las fotos que me mandas casi cada día ayuden a que hoy te eche de menos, a pesar de tenerte a un clic de distancia, me encantaría abrazarte, y completar la noche que acabó a las 5.30 de la mañana en tu portal, o devolverte la noche que no pudimos estar juntos, con pasión abundante. Quizás en invierno, quizás en verano, en África o España o Londres o Lisboa, no importa dónde, un sólo día, una sola mirada de esos ojos cuyo color real nunca pude ver, e intentar comprender si eres tú, si soy yo, o si podemos ser los dos.
Si algún dia lees esto, esta es la banda sonora que suena ahora, y durante la mayor parte de estas 16 horas, en mi habitacion.

sábado, 21 de junio de 2014

Ese poema siempre fue tuyo, ese poema siempre fuiste tú... Aunque hoy no te parezcas

Te vi, con otro, y fue en ese justo momento cuando se me volvio a clavar algo aqui dentro (es increible cómo realmente parece que se te clava algo), y aún lo sigo sintiendo, te vi en fotos, no estoy tan cerca ni puedo estarlo como para verte de verdad, y te vi de rojo, con él, tan... extraña despues de este tiempo tan incierto, y yo y mi puñetero masoquismo me hacen visitarte de vez en cuando, aunque tú no sepas nada... Pero son estos momentos de debilidad a las 5.30 de la mañana cuando uno no puede dormir, la luz de la habitación parpadea sin cesar, y yo busco algo que ni yo mismo sé lo que es buscándote a tí. Escuchando canciones de Hombres G y comiendo un pastel de chocolate en la soledad nocturna de mi habitación... No sabes tanto de mí ahora y el hecho de decir cosas que no te gusten para que no me hables es un plan tan retorcido que no parece mío, pero quién mejor que tú para comprender estas cosas. Ahora amanece mientras tú duermes, pero no aquí, donde yo estoy falta un ratito aún para que eso ocurra, y ni amanece aún ni yo duermo. ¿Vale la pena intentar olvidar a alguien cuando sabes que es imposible? Hace mucho tiempo escribi aquel texto sobre la adicción y me anhelo de no querer dejarla... Es curioso como yo, que no soy escritor, parezco tener alma de uno... Hace poco leí que todos los escritores tienen ese tipo de tristeza dado que, la diferencia de tiempo entre lo que se tarda en escribir (unos pocos minutos a veces) y olvidar cada escrito (una vida entera) es demasiado grande, por eso vagan en bares y permanecen despiertos hasta altas horas con aires lúgubres y melancólicos, intentando simular lo contrario en ocasiones pero finalmente cayendo en este estado casi depresivo intentando olvidar lo que ellos mismos escribieron.

domingo, 15 de junio de 2014

Era de noche. Y no queríamos dormir...

Allí estaba yo, mirándola como quien mira un cuadro enorme lleno de detalles, absorto... Ella tenia ese increíble vestido negro ajustado y, al acariciarla, casi parecía que estaba tocando su piel cuando realmente tocaba el tejido que estaba encima de sus caderas, con ese pelo rizado igual de negro que su vestido, esa sonrisa única y esos ojos tristes marrones... Supongo que me siento débil ante los ojos tristes, y me enamoran demasiado...
Y por una vez yo parecía estar a la altura, aunque nunca lo hubiera estado, pero ahí estaba yo, con mi camisa y mi corbata morada, tan elegante que ni yo mismo me hubiera reconocido, ni yo mismo... En aquel balcón donde conversamos nuestra última noche sobre lo difícil que era encontrar a alguien tan estúpido y con esa locura tan curiosa y tan característica que tienen tan pocas personas. Ese tipo de persona que nos encantaba a los dos... Y hablamos hasta que vislumbramos ambos un atisbo de lágrima en los ojos del otro, en ese momento decidimos parar, decidimos despedirnos, juramos reencontrarnos y prometimos no olvidarnos.

A veces, en los pueblos pequeños (y no tan pequeños) existen aceras tan estrechas que uno se ha de plantear bajar de ellas y caminar por la carretera, y son en esos momentos en los que nos perdemos la magia de las personas diferentes que se atreven a seguir caminando por ese diminuto paso, buscando encontrarse de frente con esa persona tan estúpida y con esa locura tan curiosa que les haga vivir, pero de verdad...

sábado, 7 de junio de 2014

Y hoy.. ¿qué?

Mi habitación huele a chocolate fundido, y mi camiseta nueva (que estrené anoche) huele a humo y sudor, no ha parado de llover en todo el día y aún no he alcanzado a encontrar el mirador al que casualmente llegué el primer día, no hay vistas hoy. Pero la cuestión del chocolate me nubla la mente, y no llego a comprender la razón de ese olor. Creo que comí carne en mal estado y, aunque no creo que lo necesite, estaría bien saber al menos si hay un hospital cerca, hace tiempo que no leo esa carta entre la luna y la tierra, esa que me encantó tantísimo y que intenté compartir (sin mucho acierto he de decir). He llegado a pensar en la posibilidad de ganar algo, de invertir arriesgando, o incluso de correr algo más que las cortinas durante la mañana. Empiezo a aborrecer ese olor a chocolate, y no tengo ni la menor idea de donde viene. Un cúmulo de ideas es lo que expongo hoy y lo que realmente hay siempre en mi cabeza: de una se salta a otra y a otra y a otra... y al final acabo pensando en algo absurdo que no tiene ninguna conexión con la primera idea.

¿Será de algún filipino perdido, o de un cereal?

lunes, 2 de junio de 2014

3 recuerdos

Este número me causa siempre una enorme curiosidad, 3 son los colores primarios (rojo, amarillo y azul), las etapas del día (mañana, tarde y noche), el tridente es un atributo de Neptuno y a veces del Diablo, el trébol simboliza la buena suerte, Los Tres Cerditos, Los tres deseos de Aladin, el sombrero de tres picos...

Y tres son los momentos que uno pasa con ella, y que uno nunca puede olvidar:
1. El primer beso. Es un salto al vacío, y hay que hacerlo sin pensar. ¡Ahora! Uno lo decide pero no lo hace. Ninguno parece ser el momento perfecto hasta que, casi empujado por una fuerza invisible, doy un paso al frente y comienzo a acercarme. Ella se queda inmóvil y sonríe, una sonrisa casi imperceptible, pero que  veo en primer plano. Cierra los ojos y entonces me da tiempo a mirarla por última vez antes de que todo cambie. Y ese beso, ese primer beso... sabe a auténtica gloria.

2. La primera vez que se hace el amor. Ella está aquí, conmigo, y me mira con esa dulzura suya, y me vuelve loco. Aunque viviera mil años sería imposible superar ese momento. Que se pare el tiempo y nunca más vuelva a arrancar, que me mire así siempre. Qué bien suenan las mentiras de sus labios, qué placer da creérselo todo, qué preciosa está, y la empiezo a desnudar. Y me entretengo en cada caricia, a cada pequeño movimiento. Y desnudarla es lo de menos, porque ella es lo de más, ella es todo. Y no dejo de mirarla, y no dejamos de besaros, y me podrían matar después de esto...

3. La primera despedida definitiva. Sentados en un lugar donde todo parece ser un decorado. El mundo ahora no es tan sólido como parecía hace un rato. ¿Por qué parece que una burbuja nos envuelve solo a nosotros? Cada silencio me va rompiendo un poco más por dentro. Se acabó. Ya no quiere seguir destruyéndose conmigo, y lo peor, seguramente empezará a construir con otro. Otro que tendrá como única misión desterrarme de sus recuerdos, y lo hará, no lo dudo, pero ya es tarde para arrepentirse, tarde para todo, se nos ha hizo tarde juntos y ni me enteré. Y después del premio de consolación del podemos ser amigos (como si ya hiciera mucho tiempo que no lo fuéramos), llega lo inevitable. Adiós. ¡Vaya! Ahora que "empezábamos" a ser amigos…

sábado, 31 de mayo de 2014

No sé si lo ha notado pero de manera discreta (quizás no tanto) vengo casi rogando encuentros con usted...

Mientras caminaba de vuelta a casa esta noche me he unido al conocido y triste grupo (donde me tienen casi como VIP) de los Neruda, Bécquer, Aqualung, Iron and Wine, autores con canciones lentas de piano y un sinfín de personajes de este calibre. Pero cuando he llegado a casa y he atravesado esta puerta lo único que he sentido ha sido rabia, de no poder ser mejor, de no poder hacer las cosas mejor. Hay veces que una única persona conquista a otra sólo por sus acciones pero le falta algo, quizás el físico o el carácter o el tiempo o la edad, que aun así hace imposible que ambas personas lleguen a amarse mutuamente. Creo que por mucho que se haya dicho de que la personalidad enamora, es una trola que nos quieren colar (quizás para los que no somos muy guapetes como diría mi tía). Todo cuenta, y el amor a primera vista es uno de los que más, que llene con el primer vistazo, que encienda el alma, que apague la oscuridad...
Esta noche te vas a tu nuevo destino, y me encantaría que me llevaras en una de tus tres enormes maletas que dices que tienes, pero algo me falta, tú y sólo tu lo sabrás...

viernes, 30 de mayo de 2014

Saltar y llegar más lejos

Hoy, por primera vez desde que estoy aquí, siento la necesidad de volver atrás, no definitivamente, no para quedarme, sino para recargarme. Hoy necesito volver a mi zona de confort más que nunca, como el que da un paso atrás para tomar impulso y llegar más lejos. No es que haya perdido ilusión ni ganas de vivir el día a día, pero necesito volver a sentirme confiado con personas que ya haya conocido, y aunque todas las personas de aquí me tratan realmente bien, me gustaría volver a por algo ya conocido...
Hoy estoy muy espeso y no me salen las palabras, quién sabe porqué...

jueves, 29 de mayo de 2014

Tú...

Esta noche escribo a una chica italiana que no se si me leerá algún día (realmente lo dudo bastante) pero esta noche, que son las 5 de la mañana y estoy bastante borracho (para qué mentir…) me gustaría que supiera que ella me gusta mucho. Aunque ya se lo haya dicho, adoraría que lo supiera realmente, que me hiere realmente verla besándose con otro chico que acaba de conocer cuando yo estoy loco por rozar sus labios… (no pensaba que fuera de ese tipo de chicas), me hiere verla partir cuando adoraría que se quedara aunque solo fuera un día más, solo para disfrutar de su presencia. Esta noche se produjo una declaración y, para variar, hubo un “no” por respuesta, pero esta noche, esa declaración era totalmente sincera y verdadera.
Mi amada y querida Martina (creo que es de las pocas veces que ha aparecido un nombre claro en este blog), fue un autentico placer coincidir en esta vida, espero que cuando encuentres esa persona que buscas, si no es la verdadera, me llames, pues te estaré esperando…

Desde la primera noche, tu bien lo sabes, me recordaste a alguien, alguien a quien siempre busqué, alguien a quien siempre añoré, pero ¿y si esa persona que has estado buscando durante vidas, no te reconoce? ¿qué ocurre ahora? ¿Qué pasa contigo? ¿Qué hice mal?

viernes, 23 de mayo de 2014

Es un privilegio alcanzar a ser uno mismo

Después de dos meses de vivir y trabajar aquí tengo la sensación de que he comenzado a tranquilizarme, al menos respecto a las cuestiones del día a día. La rutina, no la que agobia, sino esa que permite que nos sintamos parte de un sitio conocido y que no vivamos en continuo estado de sorpresa, empieza a aparecer.
Me he acostumbrado al bacalhau, los pasteles de Belém, las caipirinhas, a los shot´s de cada fin de semana y a repetir tudo bem como si jamás hubiera hecho algo distinto en mi vida.
Tal vez fuera por mi enorme deseo de desaparecer del mundo que ya conocía y adaptarme a un medio distinto, que me volví una esponja, o quizás como ayuda para olvidar tiempos pasados, o simplemente como cambio trascendental.
Recuerdo aquella noche con mi billete en la mano cuando me despedía de los que me querían; si al partir había sentido que daba un salto al abismo y me quedaba sin raíces, al llegar empecé a intuir que me sentía cómodo, y que incluso no necesitaba esas raíces. Aquí la gente establece relaciones absolutamente presentes, que en todo caso pueden llegar a extenderse en el futuro, pero nunca arrastran el pasado, por bueno o malo que sea.
El día que empezaron a preguntarme si realmente era español supe que algo había cambiado no sólo para mí, sino también para los que me conocen. Creo que he sacrificado demasiadas cosas que he amado y me han importado con el fin de viajar y descubrir, no solo el mundo, sino a mí mismo. Puede que éste sea mi lugar y que no tenga que volver nunca, o también puede que ya haya terminado mi tiempo aquí y haya que volar a otro sitio lejos de lo ya conocido.

jueves, 22 de mayo de 2014

Déjà vu?

Todos los días, en la intersección de la Rua Santa Marta con la Avda. Liberdade, en la misma esquina cada día se coloca un pequeño puesto ambulante donde una simpática anciana vende, entre otras cosas, fresas a los viandantes. Y todos los días yo paso trajeado por delante para ir a trabajar, y me fijo en esas grandes y rojas fresas a la vez que mi boca empieza a crear saliva. Pero todos los días, cuando acabo de trabajar, esa anciana ya se ha ido y esa esquina está vacía, ya no hay fresas ni personas comprando, y para mí ese pedacito de calle se vuelve un poco más gris.
Hoy me apetecen más que nunca esas fresas, para mezclarlas con un par de ingredientes y un ratito en la nevera, y compartirlas con algún que otro individuo extranjero que de vez en cuando, como un fantasma, aparece por aquí por casa…

Es extraño, parece que ya viví esto antes…

martes, 20 de mayo de 2014

Entre ventanas y contraventanas

En mi habitación existe un microclima, sí. Está lloviendo fuera, caen esas pequeñas lágrimas frías del cielo que me recuerdan siempre a ti, las veo caer gota a gota desde la farola que emana esa luz amarilla justo en frente de mi ventana. Y dentro la calidez me inunda, la madera del suelo, de la puerta, de los muebles está caliente debido al cielo azul y al sol de mediodía, bonita combinación por supuesto. Pero existe un pequeño espacio entre las cristalinas ventanas y las contraventanas de madera donde no se está ni tan cálido ni tan frío, y ése lugar, oh dios, es perfecto para escuchar el mágico sonido que proporciona la lluvia cayendo sobre mi ventana. No sé cómo me llegó a gustar tanto ese sonido, no alcanzo a recordarlo, pero ahí lo tengo y me apena que pueda parar o aminorar. Supongo que la lluvia permite que aflore en mi interior un estado de melancolía diferente, no triste ni taciturna, sino simplemente un ensimismamiento que me proporciona una simple sonrisa extraña y muchos recuerdos, del pasado e incluso del  futuro.

sábado, 3 de mayo de 2014

Contra qué luchaban los marginados...




Difícil es salir de la tierra después de un beso tuyo

Un mes, es apenas el tiempo que llevo aquí, y hoy, como generalmente, me parece estar viviendo dentro de alguna de esas series americanas. He descubierto y aprendido mucho en este tiempo, cuando llegué todo era nuevo, bonito, suave y musical. También mi pequeña habitación con esa cama que estuvo rota un tiempo, también el hotel (aunque sinceramente yo no pagaría el precio que vale por estar allí). Durante este tiempo parece que he estado, y estoy, viviendo en una montaña rusa, todo me da vueltas. Es tanta la información que quiero atrapar, tantos los datos que quiero captar, que siento como si la vida común y cotidiana se me hubiera convertido en una tarea tan difícil como escalar una montaña, pero tan placentera como deslizarse por un tobogán.
Evidentemente todo es nuevo: los paisajes, los sabores, la música, las palabras, los tonos, los olores... Incluso la lluvia durante los primeros días parecía que me se pegaba a mí y me mojaba más. A veces sigo sintiendo como si tuviera que reordenar mi cabeza continuamente, es abrumador.
Realmente me alegra estar aquí, los días son cortos y las noches más cortas aún, apenas duermo, y creo que no es por nada ni por nadie en especial (está bien... quizás alguna noche me sigas viniendo a la mente), pero realmente a penas tengo tiempo de echar de menos a la gente que dejé atrás. Este es un lugar muy diferente, aunque parezca mentira. Es como si al abrir mi cabeza hacia nuevos caminos los de atrás me parecieran ya muy lejanos, casi olvidados, pero no en la vida, como si tuviera que borrar parte de mi disco duro y volver a cargar otra información. Por un lado a veces es una experiencia agobiante pero, por el otro, tengo que admitir que es como si mi cabeza estuviera a punto de abrirse, como si de golpe hubiese empezado a despertar de un sueño que aún recuerdo pero que, con tiempo, puede acabar olvidándose casi completamente.

lunes, 14 de abril de 2014

Lo poco que te escribo (sigue siendo demasiado)

Dada mi afición por los cuentos, me topé con uno que me gustó mucho, y me gustaría que quedara constancia y que, al menos, una o dos personas más lo conocieran:

Me pregunto si la vecina del tercero tendrá novio” pensé para mis adentros, o no tanto.
-¿Quién? –pregunta una vecina que sostiene las bolsas del mandado en las manos.
-¿Quién qué? –le respondo preguntando.
-Yo no sé, usted preguntó: ¿“tendrá novio?” –aclara la señora.
-No me di cuenta, perdone usted –le contesto avergonzado.
-Lo perdono joven, pero soy casada, sépalo –dice ofendida.
Me salva la campana, el ascensor llega al piso de la señora y esta se baja. Yo sigo un piso más.
Saco las llaves para abrir la puerta.
-¿Cómo se llamará? –me vuelvo a preguntar.
-¿Yo? Adalberto – contesta mi nuevo vecino de al lado.
-¡Carajo! –grito y entro a mi apartamento lo más rápido que puedo.

(Tengo que replantearme esto de pensar en mi mente. Tiendo a soltar las últimas palabras al aire)

Por la noche salgo, llamo al ascensor que trae con él un regalo. Ella, tan linda, sonríe.
-“Me llamaste”, dice.
Rìo torpemente, como si rebuznara. Estoy nervioso. Es mi oportunidad, le pregunto cómo se llama, no contesta. El ascensor llega a planta baja. Me mira, abre la puerta y sonríe. Le vuelvo a preguntar su nombre, noto que no sale ningún sonido de mi boca. Se va, camina contoneándose, gira y me regala una última sonrisa.

(Tengo que replantearme esto de hablar en voz alta. Las palabras suelen quedarse en mi mente.)o
LA DEL TERCERO - 

Existen pecados que uno tiende a cometer casi sin quererlo (la ira, la envidia, la pereza...). Y a veces decimos cosas sin querer o sin pensar en absoluto. A veces hacemos daño al alma. A veces perdemos alas al cielo...

sábado, 12 de abril de 2014

Pero quién y cómo podría arrancarte de mi pecho...

Quiero escribirte, y qué mejor que estas malditas depresiones nocturnas reflexivas para hablar de ti... Quiero encontrarte, como en otros tiempos, por casualidad, por decir sí en lugar de no. Quiero que me mires y sonrías, como una loba, pero con mirada triste, quiero que me enseñes, de todo eso que tú sabes que me encanta pero que sólo miramos... Hoy, desesperanzadoramente (no sé si existe esa palabra), te hecho de menos. Sólo tengo un té, y una noche estrellada que me gustaría que vieras, y que te dejaras caer sobre mi pecho, y re-escucharas radio corazón... (que ironía... y qué cursilada...). Sólo tengo una locura, un deseo, y un deber y hoy... en este momento, me envalentono un poco más y te amputo, sí, te escribo para decirte que te libero de mí, que te "amputo" de mí, renuncio a todo pensamiento junto a ti en cualquiera de los futuros posibles, para que seas feliz, y me da miedo, pero sé que más allá de ese miedo está la libertad.

jueves, 3 de abril de 2014

No se puede llegar a nadie sin pasarlo mal

Llevo sólo tres días en mi nueva aventura, y ya puedo asegurar que si me fuera mañana me llevaría una experiencia única, un contraste, una pregunta... Y de varias personas que conocí, dos me han cautivado ya: un griego cuyo pensamiento único le hace vivir la vida realmente aprendiendo de todo y viviendo de una manera deslumbrante, y una alemana que, raramente, me ha recordado a mí. Ella a viajado por muchos sitios en Europa, a conocido innumerables personas, hemos hablado frente a frente en una mesa solitaria un día cualquiera hasta altas horas de la noche, y me ha hecho preguntarme: Cuando uno viaja tanto, conoce tanta gente, vive una vida como la que ella o yo llevamos, intentando no mantenernos mucho tiempo en ningún lugar, cuando ves y vives como los viajeros de este calibre, ¿cómo sabes cuándo ha llegado esa persona que cambia tu vida? Cuando conoces gente impresionante y sabes que sólo vas a estar con ella una noche, por muy fantástica que sea, y al día siguiente todo se desvanece porque uno de los dos se marcha ¿qué haces?.
¿Y si yo conociera a la chica que cambiaría mi existencia por completo, y mañana he de separarme porque tengo que ir a Sintra, o a Setúbal, o a Évora...?
Casi dan ganas de dejar de hacerlo... el amor de una vida es una causa suficientemente importante, ¿no?.

martes, 1 de abril de 2014

Si no encuentras tu camino, créalo.

Como a la mayoría de la gente, no me gustan las despedidas. De ninguna clase. Y mucho menos ésta, es el período de tiempo más largo y más lejano donde yo nunca haya estado, y tanto mis amigos como mi familia tenían una gran sonrisa en el rostro, como se suponía que debía de ser, aunque no fuera, y algunos al final irremediablemente dejaron caer alguna lágrima. Aunque faltaba alguien en esa despedida...
No quiero mentir, me dio mucha tristeza el haber partido, verlos a todos saludándome a lo lejos, creo que sí que me dolió un poco despedirme.
En esencia estaba ansioso por irme, porque sabía que no me dirigía al destino que ponía en mi billete, sino que empezaba el viaje hacia un mundo nuevo, un espacio desconocido y una aventura que me cautivaría en muchos sentidos.
Pero no estaba contento, no podía sonreír ni hacer bromas. Apenas podía mirar a algunas personas a la cara en la despedida. Cuando me llegó la hora saludé con la mayor rapidez que pude ("nos vemos pronto") y me fuí. Por un rato no deseaba sentir, y sobre todo no quería pensar.
Creo que cuando traspasé la puerta sentí que un escalofrío me recorría todo el cuerpo. A veces por más que imaginemos una situación, por más que la fantaseemos una y otra vez, no la conocemos en absoluto hasta que la vivimos.
Una vez llegué al que sería mi asiento sentí un dolor tan profundo que casi resultaba inexplicable, no sé como pero me dolían hasta las uñas. ¿Sabes el "problema"? Que por más que me digo y me repito que voy a volver muy pronto y que esto no es para nada permanente, yo siento que acabo de realizar algo definitivo, tal vez por primera vez en mi vida. Es como si hubiera estado andando por el borde de un abismo, mirando abajo, observando el agua, deseando lanzarme, pensando en lo maravilloso que sería el salto y, de pronto, sin ninguna razón verdadera, hubiera decidido saltar. Es en ese instante en el que tomo impulso y mis pies se separan del suelo en el que estoy ahora. sé que el agua está ahí y me espera, pero no percibo lo maravilloso que es todavía.
Así me siento, en medio de un salto, lleno de dudas respecto al futuro, escribiendo una especie de diario instantáneo con la incertidumbre de saber cómo seguirá.

martes, 21 de enero de 2014

El infierno no está en el remordimiento, sino en el corazón vacío.

Yo no dije nada, no la besé, no la abracé. Salí aquel sábado del apartamento sin dar ningún portazo y me fui a dar una vuelta por el pueblo. No quería decir cosas de las que después me iba a arrepentir. Me senté en un banco algo escondido en un parque y me permití dejar caer alguna lágrima. En aquel momento yo intuía que ella no me quería, porque no podía dejarlo todo por mí y venir conmigo, a pesar de haber declarado que yo era el amor de su vida. Y no me enfadé, hubiera sido inútil ya que no habría nada que hacer...
Yo sabía que si la situación fuera al revés y ella me lo pidiera, yo lo dejaría todo: familia, amigos... Todo... Porque yo no entiendo el amor de otra forma...
Después de un par de horas de pensar en todo lo que habría hecho yo si estuviera en su lugar me cansé, y se me ocurrió pensar qué podría hacer yo estando en MI lugar: ¿Qué dejaría yo por ella? Yo no tenía la necesidad de alejarme de mi familia o amigos, de algún modo ya lo había hecho, pero yo aun así la amaba.
Volví a casa pero no había nadie... No pude decirle que la comprendía, ni siquiera pude pedirle una vez más que se quedara, ni siquiera pude llorar mientras la abrazaba en la despedida, ni siquiera pude hacer el amor con ella la última noche... No pude hacer nada. Cuando llegué al piso ella se había ido, y una carta muy breve, demasiado breve, ocupaba su lugar. La leí y la rompí.

jueves, 16 de enero de 2014

El olvido es una forma de libertad

Él debía partir, le había llegado la noticia. Esa que prometía tanto y que, para su desgracia, le haría separarse de ella, a menos que quisiera acompañarle...
Cuando el muchacho le contó que había conseguido la vacante estaban en su piso, era sábado por la noche. Ella se puso muy contenta, tras un beso en la mejilla casi maternal fue a por un par de copas y trajo consigo una botella de licor bien fría (casi como si la tuviera preparada para la ocasión). Él debió intuir la respuesta... A pesar de lo hermosa que era, aquel día no se había vestido de manera especial, ni se había maquillado como para dejarle sin aliento. Ella no estaba dispuesta a seducirle para hacerle difícil la decisión, ni a rogarle para que la retrasara. La verdad es que se querían... Él debería decidir y ella estaba allí para celebrar su logro y apoyarle. Nada menos y nada, nada más.
A pesar de todo él no pudo evitar la sorpresa, ni mucho menos el dolor. En algún lugar infantil dentro de esa cabeza él esperaba que ella saltara a sus brazos diciendo "Sí, vayámonos juntos". Pero eso nunca sucedió, quizás por esa forma de ser tan impredecible le dolió tanto su actitud. Sólo con recordar el momento se le hacía un nudo en la garganta y una punzada se habría paso en el estómago:
- ¿Sirve de algo pedir perdón?
- Siempre.
- Perdóname, el destino decidió unirnos, pero mi lugar está aquí, con todo lo que me importa: mis proyectos, mi familia, mi trabajo... Creo fielmente en la idea de que el amor es tan importante como la vida, y que no hay nada que se oponga a ello. Así que te pido, dale su oportunidad al destino.

En la vida, hay momentos donde todas las puertas se te cierran, situaciones en las que pensamos que ya no hay nada que hacer, que la catástrofe y el fracaso pesa irremediablemente en el destino. Y así, como era ella, tan única, tal y como llegó a mi vida, la vi marchar, y no pude hacer otra cosa salvo resignarme y, una vez más, confiar en el destino.

viernes, 10 de enero de 2014

- Hoy, mi plan era salir, beber, el rollo de siempre... pero ese rollo se ha adelantado y he llegado a casa bastante temprano, con una chica con la que he paseado y conversado a una temperatura más que agradable, y al llegar a casa hemos elevado algo esa temperatura, quizás fuera por el calor que desprendían las cenizas, por el humo que exhalábamos de nuestros pulmones, por esos besos que acabaron siendo piel con piel, o piel dentro de piel... y después, como antaño, acabamos viendo una película de esas que tampoco se acaban de ver del todo, hasta que ha sonado el teléfono bien entrada la noche, y yo me vestía mientras una voz enérgica gritaban palabras que me resultaban lejanas. De modo que nos hemos ido, y con las calles empapadas hemos cruzado una ciudad desierta y húmeda hasta su destino. Mi camino acaba y comienza aquí, ahora que ha vuelto a llover, y en la puerta de una casa a la que no quiero entrar me encuentro empapado pero sin frío, acalorado; me hierve el alma tanto que si pudiera mostrar las gotas de agua que me rodean se evaporarían antes siquiera de tocarme, pero siento que he de volver.
Mi habitación huele a ceniza y humo, mi garganta se resiente, me cambio de ropa y miro por última vez ese reflejo en el espejo, con la habitación desordenada de fondo. Comienza a llover fuera. Me encantan esas pequeñas gotas que suenan sobre mi persiana, como si alguien llamara desde fuera deseando que salga a la calle, a mojarme de nuevo y sentir la lluvia. Es suficiente, hoy muero un poco más tarde, o más temprano, según se mire...

lunes, 6 de enero de 2014

El loco - Khalil Gilbran

Me preguntáis como me volví loco. 
Así sucedió:
Un día, mucho antes de que nacieran los dioses, 
desperté de un profundo sueño
y descubrí que me habían robado todas
mis máscaras-Si; las siete máscaras
que yo mismo me había confeccionado,
y que llevé en siete vidas distintas-; corrí sin máscara por las calles atestadas de
gente, gritando:
-¡Ladrones! ¡Ladrones! ¡Malditos ladrones!
Hombres y mujeres se reían de mí, y al verme,
varias personas, llenas de espanto,
corrieron a refugiarse en sus casas.
Y cuando llegué a la plaza del mercado,
un joven, de pie en la azotea de su casa,
señalándome gritó:
-Miren! ¡Es un loco!
Alcé la cabeza para ver quién gritaba,
y por vez primera el sol besó mi desnudo rostro,
y mi alma
se inflamó de amor al sol,
y ya no quise tener máscaras.
Y como si fuera presa de un trance, grité:
-¡Benditos! ¡Benditos sean los ladrones
que me robaron mis máscaras!
Así fue que me convertí en un loco.
Y en mi locura he hallado libertad
y seguridad; la libertad de la soledad
y la seguridad de no ser comprendido,
pues quienes nos comprenden esclavizan
una parte de nuestro ser.
Pero no dejéis que me enorgullezca
demasiado de mi seguridad; ni siquiera
el ladrón encarcelado está a salvo de otro ladrón.
-Hoy, quise llegar a el mirador, hubo un tiempo que empecé a considerarlo así, "EL mirador", como si no fuera otro cualquiera, por todo lo que había simbolizado y por todo lo que me ha dado, bueno y malo. Y la verdad es que no sabía se atreverme a ir sólo así que me llevé cierta compañía muy divertida y aunque no hablamos nada me suele animar siempre, yo creo que por eso no llegamos a ir del todo. Salí de casa con esa nube melancólica que sobrevuela mi cabeza de vez en cuando y que curiosamente fue desapareciendo y llenándose con un poco de ánimo. Es curioso cuanto menos. A veces sólo tener una mirada que te observe de vez en cuando mientras caminas, que no se separe a penas de tí, y que le guste estar contigo es más que suficiente para animar un ratito, aunque no haya ni una sola palabra. Me gusta, me encariñé, ahora que casi me voy... y aun así estoy seguro que cuando vuelva vendrá corriendo a por mí, a saludarme a su manera, por mucho tiempo que pase... En fin, acabaremos yendo otro día allí, para jugar, para correr, para liberar el alma de vez en cuando, que uno parece que rejuvenece un poco cada vez que lo hace.
Realmente creo que a estas alturas me pone contento hasta salir con mi perro, así de tonto soy.

sábado, 4 de enero de 2014

Feliz y lujurioso año...

Aquellos que suelen compartir su vida conmigo, a menudo ocultos en las sombras y abochornados, saben que al llegar el fin de año suelo caer en una profunda melancolía, con oportunos momentos de lúcida euforia. En dicho momento llegan reflexiones audaces sin duda que retan a la razón:

Se dice que en estas fechas tan señaladas dicen que se produce el fin de una etapa... en fin, una patraña fantástica que muchos intentan unir con una renovación de la esperanza. ¿Porqué? Muy sencillo. El año nuevo nos permite el sutil y dulce engaño de que todas nuestras expectativas y proyectos pueden renovarse, que todo lo que dejamos pendiente puede realizarse en ese futuro que está en blanco. Me aventuro un poco más para hablar no solo de esos sueños, sino de cosas que no podemos definir, de el deseo inverosímil de que algo, aunque no se sepa bien el qué, cambie para mejor.
Pero esta mierda es todos los años igual, y ya algo ebrios y sin más compañía que la de una botellita de whisky barato, me doy cuenta que nada nuevo a pasado, ningún milagro ha ocurrido en nosotros ni, desgraciadamente, en la gente que odiamos, y la rutina empieza a devorarnos lentamente...
En definitiva, un día como cualquier otro, y no miento cuando digo que festejar lujuriosamente y alcoholizarse hasta confundir los labios de arriba con los de abajo no esta nada mal, pero tampoco conviene llegar al extremo de esperar milagros para el resto del año. Desde hoy, yo eludo cualquier planificación para este año 2014, a excepción de las que ya tenía, y brindo por esas personas que me condenaron y por las que aún me van a condenar y por la gente que me lee, que aunque no sean muchos, están tan locos como yo o lo estuvieron un día.