lunes, 6 de enero de 2014

El loco - Khalil Gilbran

Me preguntáis como me volví loco. 
Así sucedió:
Un día, mucho antes de que nacieran los dioses, 
desperté de un profundo sueño
y descubrí que me habían robado todas
mis máscaras-Si; las siete máscaras
que yo mismo me había confeccionado,
y que llevé en siete vidas distintas-; corrí sin máscara por las calles atestadas de
gente, gritando:
-¡Ladrones! ¡Ladrones! ¡Malditos ladrones!
Hombres y mujeres se reían de mí, y al verme,
varias personas, llenas de espanto,
corrieron a refugiarse en sus casas.
Y cuando llegué a la plaza del mercado,
un joven, de pie en la azotea de su casa,
señalándome gritó:
-Miren! ¡Es un loco!
Alcé la cabeza para ver quién gritaba,
y por vez primera el sol besó mi desnudo rostro,
y mi alma
se inflamó de amor al sol,
y ya no quise tener máscaras.
Y como si fuera presa de un trance, grité:
-¡Benditos! ¡Benditos sean los ladrones
que me robaron mis máscaras!
Así fue que me convertí en un loco.
Y en mi locura he hallado libertad
y seguridad; la libertad de la soledad
y la seguridad de no ser comprendido,
pues quienes nos comprenden esclavizan
una parte de nuestro ser.
Pero no dejéis que me enorgullezca
demasiado de mi seguridad; ni siquiera
el ladrón encarcelado está a salvo de otro ladrón.

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