lunes, 6 de enero de 2014

-Hoy, quise llegar a el mirador, hubo un tiempo que empecé a considerarlo así, "EL mirador", como si no fuera otro cualquiera, por todo lo que había simbolizado y por todo lo que me ha dado, bueno y malo. Y la verdad es que no sabía se atreverme a ir sólo así que me llevé cierta compañía muy divertida y aunque no hablamos nada me suele animar siempre, yo creo que por eso no llegamos a ir del todo. Salí de casa con esa nube melancólica que sobrevuela mi cabeza de vez en cuando y que curiosamente fue desapareciendo y llenándose con un poco de ánimo. Es curioso cuanto menos. A veces sólo tener una mirada que te observe de vez en cuando mientras caminas, que no se separe a penas de tí, y que le guste estar contigo es más que suficiente para animar un ratito, aunque no haya ni una sola palabra. Me gusta, me encariñé, ahora que casi me voy... y aun así estoy seguro que cuando vuelva vendrá corriendo a por mí, a saludarme a su manera, por mucho tiempo que pase... En fin, acabaremos yendo otro día allí, para jugar, para correr, para liberar el alma de vez en cuando, que uno parece que rejuvenece un poco cada vez que lo hace.
Realmente creo que a estas alturas me pone contento hasta salir con mi perro, así de tonto soy.

No hay comentarios:

Publicar un comentario