sábado, 12 de abril de 2014

Pero quién y cómo podría arrancarte de mi pecho...

Quiero escribirte, y qué mejor que estas malditas depresiones nocturnas reflexivas para hablar de ti... Quiero encontrarte, como en otros tiempos, por casualidad, por decir sí en lugar de no. Quiero que me mires y sonrías, como una loba, pero con mirada triste, quiero que me enseñes, de todo eso que tú sabes que me encanta pero que sólo miramos... Hoy, desesperanzadoramente (no sé si existe esa palabra), te hecho de menos. Sólo tengo un té, y una noche estrellada que me gustaría que vieras, y que te dejaras caer sobre mi pecho, y re-escucharas radio corazón... (que ironía... y qué cursilada...). Sólo tengo una locura, un deseo, y un deber y hoy... en este momento, me envalentono un poco más y te amputo, sí, te escribo para decirte que te libero de mí, que te "amputo" de mí, renuncio a todo pensamiento junto a ti en cualquiera de los futuros posibles, para que seas feliz, y me da miedo, pero sé que más allá de ese miedo está la libertad.

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