miércoles, 2 de junio de 2010

Un pétalo de amor

Aquella tarde ignoraba que mi vida estaba a punto de cambiar, él vino a buscarme, y esta vez me trajo una flor. Era dulce, romántico... especial. Me dió la flor y, mirándome a los ojos, me prometió que cada vez que arrancara un pétalo, él me daría un beso. Así pues, iba arrancando pétalos y él me iba besando hasta que llegó la hora de irse y sólo quedó uno. Él me dijo que guardara ese último pétalo para otro día, que debía irse corriendo porque era tarde. Insistió mucho en ello y al final me resigné, y me quedé sin beso y con una flor de un solo pétalo.
Al día siguiente me enteré de la noticia: él había muerto en un accidente de tráfico, lo había atropellado un borracho. Afligida, desilusionada y sin ningún motivo para salir de mi habitación, me encerré allí con la intención de no salir nunca. Fue mi culpa, yo insistí en que se quedara y por eso al final llegaba tarde y tuvo que salir corriendo. Nunca me lo perdonaré.
Mis padres insistían tras la puerta para que la abriera y saliera a comer, pero no tenía hambre, ni sed, sólo tenia ganas de llorar, de estar con él, de abrazarle y sentir mi cabeza en su pecho...
Un día después me decidí a salir a escondidas, me llevé la flor que me dejó y me fui a nuestro lugar. Me senté allí, melancólica, mirando la flor e imaginándomelo a él. Tantas cosas que habíamos vivido y se había marchado para siempre dejándome sola. Llena de desesperación, decidí arrancar ese último pétalo de la flor mientras una lágrima resbalaba por mi mejilla. Cerré los ojos con fuerza y dejé que el viento me meciera el pelo. De repente noté como si alguien estuviera a mi lado, estaba temblando, no quería abrir los ojos y sentir que, en realidad, no había nadie. Yo sabía que era él. Noté que me dió un beso en los labios y me dijo al oído “te querré siempre”. Después, presa de la incertidumbre, abrí los ojos y, como sospechaba, no había nadie.
¿Fue mi imaginación? ¿Mis sentidos me habían engañado? No. Yo sabré siempre que aquello fue real, y que él vino y cumplió su promesa de darme un beso por cada pétalo, incluso cuando ya no había esperanza de que viniese, que él estuvo allí, conmigo, en nuestro lugar. Besándome y susurrándome al oído. En aquel momento supe que debía seguir mi camino y que él se convertiría a partir de entonces en mi ángel, y me cuidaría hasta que volviera a reunirme con él y, así, estar juntos de nuevo para siempre.

2 comentarios:

  1. Me has sorprendido con el final... pero es bonito, aunque tambien es triste.
    Bonito... pero triste ;)
    Quiero una flor con pétalos infinitos! :)
    ¿Me la regalas enano? (L)

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  2. te regalaría todo el campo entero para tí solita, con todas sus flores, con toda su belleza. Pero lo que pasa es que cuando entres tú en ese prado, todas las flores entristecerían porque a llegado otra que es mas bella aún que ellas ;) (L)

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