miércoles, 27 de noviembre de 2013

-Hoy, voy a improvisar frente al teclado, no he escrito lo que debiera haber hecho, no puedo, ¿para qué? Haciéndolo me acordaría de ti, y no quiero, no más, lo que escribí hace un par de noches se quedará mucho más tiempo junto con muchos escritos de mi libreta que nunca (o al menos no en mucho tiempo) se plasmarán aquí. No porque no quiera, que no me importaría transcribirlos, sino porque me hace falta un día muy malo, uno de esos días tristes, lúgubres y melancólicos, un día que sienta mi alma gris y marchita por cualquier motivo (seguramente ese motivo serías tú), para traerlos aquí. Ese día no llega porque tú ya no estás, y hay mucha más gente que me ilumina, y tú ya no, y por ese motivo te quiero fuera. Es extraño que cuando estas te quisiera dentro de mi vida más que nada, y el sufrimiento por no tenerte es indescriptible, pero cuando te vas, me siento tan bien, tan vivo, tan lleno, la gente que conozco me alegra tanto, las chica con la que hablo huele tan bien ;) que todo ello hace que el resto del mundo desaparezca y no vuelva a necesitar nada de nadie. Es extraño cómo la mujer ejerce una influencia tan masiva, tan corrompedora en la psicología del hombre, de modo que pueda mejorar o empeorar uno o varios días de un plumazo, no debería ser así, uno debería ser dueño de su vida y sus actos, no permitir que nada ni nadie enturbie la mente de una persona. Pero algunos somos débiles, sentimentales a veces, y quien se permite el lujo de hacernos daño o hacernos reír, lo sentimos tanto y tan fuerte, que nos cala hondo cualquiera de esos sentimientos.

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