miércoles, 18 de diciembre de 2013

Algo llamado alma

Ella, alguien a quien había amado profundamente, alguien por quien habría abandonado aquello que se le daba tan bien, y que tanto le gustaba, alguien por quien habría combatido contra legiones enteras sólo por una caricia suya... Pero ella ya no estaba, y fue un error lo que la destruyó para siempre, ya no había marcha atrás. Y poco a poco, debido a ese error, ese oscuro ser incrustado en su cabeza se abrió paso entre los entresijos de su mente y acabó dictándole su modo de actuar. El muchacho lo aceptó, pues no pensaba en nada que no fuera la venganza, contra todo aquel que le había hecho daño, contra los parásitos que se habían interpuesto entre ambos, contra el tiempo mismo que no le había permitido vivir con ella, y ese ser parecía ayudarle en su propósito.
Empezó a sentirse osado, confiado como para hacer lo que se propusiera, podía destruir todo lo que se interpusiera en su camino sin mirar atrás; con ese nuevo poder esa persona había dejado de ser quien era y, aunque su yo anterior permanecía oculto en un rincón, ya casi no lo recordaba. Así fue como empezó todo. La soberbia reinaba donde antes había compasión, la envidia y el egoísmo se asentaron donde estaba la bondad y la benevolencia; y aquel muchacho pisoteó el mundo que le había visto crecer, y a todos los que se encontraban alrededor. Infectado por el odio y el rencor, y moviéndose con la ira y una furia indomable, montó en cólera y creyó poder cambiar su pasado por la fuerza, algo verdaderamente imposible, ¿o no? Su objetivo fue claro: eliminar todo resquicio de su vida anterior de tal modo que jamás se pudiera perturbar su nueva mentalidad. Ese ser que se había apoderado de él anhelaba destruirlo todo y no abandonar nunca ese cuerpo.

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