martes, 24 de diciembre de 2013

A mi psicóloga favorita

Esto lo escribí hace algún tiempo y me gustaría haberlo escrito ayer, fecha simbólica para una persona, pero no lo hice, se me olvidó, para ser sincero...

Habrás visto muchos escritos tristes, muchos hacia otras personas también, pero quiero que tengas claro que este es para ti, para la que fuera mi licenciada. He sentido todas y cada una de las palabras que te he dicho, me has visto mintiendo y como cabrón, y aun así has estado conmigo. Gracias. Esperas algo que yo no puedo o no voy a darte. Esta noche me siento extremadamente mal, has intentado hacerme daño, pero la verdad es que sólo ha habido una cosa que me ha dolido de verdad y por la que me he rallado muchísimo: soy como mi ex. ¿Realmente lo soy? ¿me he convertido en... eso? Me niego a creerlo, pero cabe la posibilidad de que sea cierto, y me hierve el alma sólo de pensarlo, odiaría comportarme o que me compararas con ella. Esta noche me siento muy mal, no imagino cómo estarás tú... Esta noche te he pedido perdón, y quiero que sepas que no es para que no llores, ni para quedar bien... te he pedido perdón por hacértelo sentir en persona; porque sí que podía haberlo hecho por teléfono o de otras formas, pero entonces sí que me parecería a mi ex y yo, a diferencia de ella, creo que en el amor, como en la guerra, para acabar es necesario verse de cerca.
Durante este tiempo he visto tus ojos, y tu mirada, y me he emborrachado de tus abrazos, y ahora no me siento precisamente bien. Ojalá me recordaras por las cosas buenas, por cómo te hice sentir, y no cómo acabó todo, ojalá recordaras mis cuentos, las noches de estrellas fugaces en tu hamaca, y las noches de estrellas a secas, las miradas nerviosas, ojalá recordaras cómo te hice sentir en nuestros buenos momentos, que afortunadamente fueron prácticamente todos, ojalá no te fueras a casa triste nunca más, a pesar de habértelo pasado bien con la gente que te quiere, ojalá seas tan alegre como cuando te conocí... Espero que, de verdad, si alguna vez te sientes mal, o no estás orgullosa o feliz con lo que tienes, puedas afrontarlo y dar media vuelta, y empezar otra vez, hasta que encuentres a ese príncipe no-azul que sea como tú quieres, pero de verdad.

A mi licenciada psicóloga que espero que algún día me lea y me salude incluso cuando ya no esté, ya sabes porqué, con quien no sólo pasé tres meses, pasé mucho tiempo más, pero de ese que no se puede medir.
Felicidades (con un pelín de retraso).

No hay comentarios:

Publicar un comentario