lunes, 14 de abril de 2014

Lo poco que te escribo (sigue siendo demasiado)

Dada mi afición por los cuentos, me topé con uno que me gustó mucho, y me gustaría que quedara constancia y que, al menos, una o dos personas más lo conocieran:

Me pregunto si la vecina del tercero tendrá novio” pensé para mis adentros, o no tanto.
-¿Quién? –pregunta una vecina que sostiene las bolsas del mandado en las manos.
-¿Quién qué? –le respondo preguntando.
-Yo no sé, usted preguntó: ¿“tendrá novio?” –aclara la señora.
-No me di cuenta, perdone usted –le contesto avergonzado.
-Lo perdono joven, pero soy casada, sépalo –dice ofendida.
Me salva la campana, el ascensor llega al piso de la señora y esta se baja. Yo sigo un piso más.
Saco las llaves para abrir la puerta.
-¿Cómo se llamará? –me vuelvo a preguntar.
-¿Yo? Adalberto – contesta mi nuevo vecino de al lado.
-¡Carajo! –grito y entro a mi apartamento lo más rápido que puedo.

(Tengo que replantearme esto de pensar en mi mente. Tiendo a soltar las últimas palabras al aire)

Por la noche salgo, llamo al ascensor que trae con él un regalo. Ella, tan linda, sonríe.
-“Me llamaste”, dice.
Rìo torpemente, como si rebuznara. Estoy nervioso. Es mi oportunidad, le pregunto cómo se llama, no contesta. El ascensor llega a planta baja. Me mira, abre la puerta y sonríe. Le vuelvo a preguntar su nombre, noto que no sale ningún sonido de mi boca. Se va, camina contoneándose, gira y me regala una última sonrisa.

(Tengo que replantearme esto de hablar en voz alta. Las palabras suelen quedarse en mi mente.)o
LA DEL TERCERO - 

Existen pecados que uno tiende a cometer casi sin quererlo (la ira, la envidia, la pereza...). Y a veces decimos cosas sin querer o sin pensar en absoluto. A veces hacemos daño al alma. A veces perdemos alas al cielo...

1 comentario: