martes, 13 de octubre de 2020

Pablo, ¿puedo borrar los besos más tristes esta noche?

De repente empezó a llover, la lluvia comenzaba a arrullarme mientras me encontraba solo en la habitación, observaba como las gotas resbalaban por la ventana víctimas de la gravedad. En poco tiempo se había formado un gran charco en la calle, siempre igual en estos países sin alcantarillado, el agua no tiene dónde ir... El mar se traga playas y paseos, luego riadas de lluvia y claro, desastre natural. Miré hacia fuera y no pude decidir si me sentía solo o libre.

Con mis dedos dibujé tus iniciales en el vidrio de la ventana, recordé la primera vez que lo hice en una furgoneta viajando en el sur cuando ni siquiera éramos nada, y me vino la curiosidad de saber qué estarías haciendo con tu vida. Tuve el impulso de volver a escribirte algún texto de esos que sabes que no llegan a ningún lado pero que de igual manera te reconforta la idea de retomar el contacto, pero para qué...

El agua cae y se evapora, o se acaba diluyendo como el recuerdo. Me he callado tantas cosas y tengo un nudo en el pecho que en el momento que escucho los relámpagos y veo las nubes grises me alegra saber que cada día que pasa te necesito un poco menos...

Pero cómo y quién podría cortar ese nudo en mi pecho... La lluvia para momentáneamente y al mismo tiempo observo el teléfono y quisiera que en una de esas, sin esperarlo, tu nombre apareciera en la pantalla, ya sea por error o por convicción pero que lo hicieras. Escucharte al otro lado y saber que estabas pensando en mi, aún tengo la ilusión de que eso pase, de que no me hayas olvidado. Sólo una llamada de distancia para volver a conectarnos, para poner todas las piezas a esta relación de una vez por todas.

Ingenuo yo...


In a parallel world, people may be happy together











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